Para empezar, hay que señalar que se trata de un libro completamente diferente a Ivanhoe. Si lo que buscamos es una historia llena de aventuras, caballeros, castillos y luchas encarnizadas, podríamos sentirnos defraudados. En El anticuario nos encontramos con una historia costumbrista protagonizada por un personaje principal encantador y una narración pausada donde se nos narran los pormenores de la vida de algunos habitantes de la comarca de Fairport, en Escocia.
Por supuesto, la historia también cuenta con emocionantes tramas y algún que otro giro inesperado, pero nada que ver con las grandes aventuras que Scott narraría años después en Ivanhoe. Lo que me más me ha gustado ha sido la relación de respeto y admiración entre Oldbuck y Lovel, y la forma en que Scott va entrelazando todas las tramas y personajes que van surgiendo alrededor del anticuario, y que poco a poco van confluyendo.
Quizás, lo que menos me ha gustado ha sido la desaparición de uno de los mejores personajes a mitad de la historia. Tampoco el final, algo atropellado, es de lo mejor, pues el autor opta por resolver todas las tramas en un escaso número de páginas. Pero son pequeños detalles que para nada empañan el resultado final. Desde que lo terminé, ya han caído en mis manos más libros de Sir Walter Scott y no creo que tarde mucho en ponerme con alguno.